Desde el hotel fuimos con las bicis al embarcadero de Alcoutim donde un señor muy amable, con pinta de extranjero, que vive en un yate que está atracado allí nos pasó con nuestras bicicletas al otro lado. Como éramos 6 tuvo que hacer dos viajes por el precio de 2,5 euros cada persona con bici.
Desde San Lucas de Guadiana la carretera tira para arriba con pendientes que alcanzan el 12 % en algunos puntos y nos hizo rememorar el desayuno en nuestras bocas. Después de las primeras rampas más duras es un sube y baja hasta San Silvestre de Guzmán donde nos detuvimos a tomar un refresco y comprar un poco de agua porque el día estaba apretado de calor.
El pueblo nos pareció muy bonito y tranquilo, con ese encanto de pueblo blanco andaluz. Luego la carretera avanza por enormes plantaciones de naranjas y aguacates que se extienden hasta el horizonte. En cada cruce fuimos eligiendo la carretera asfaltada con lo que nos desviamos un poco de nuestro camino. Alcanzamos la autopista en un punto diferente al previsto pero corregimos en los siguientes kilómetros.
Luego llegamos a Cartaya y nos detuvimos en su plaza redonda, que tenía un gran toldo hecho a base de piezas de macramé que teje la población para las fiestas y comimos un Salmorejo que estaba delicioso.
Luego ya fueron solo 8 km hasta El Rompido donde después de ducharnos fuimos al espectáculo flamenco del Tablao Fuejumelu II. Fue un espectáculo emocionante.
