de Praga a Mělnik


Etapa 55 km que cubrimos 7,30 horas.
Bajamos ya vestidos de ciclistas para desayunar en el vestíbulo del Hotel Mosaic House. Todo estaba ordenado y limpio, parecía otro hotel distinto al que habíamos visto durante la noche. El desordenado auditorio se había transformado en un verdadero restaurante, sin rastro alguno de la fiesta que había tenido lugar allí la noche previa. El caos que tanto nos había sorprendido dentro del vestíbulo de un hotel, resultó ser tan solo aparente, minuciosamente trazado para parecer real y ahora, mientras nos tomábamos los huevos fritos, descubríamos que respondía a un orden. Los primeros kilómetros fueron la parte más complicada y peor señalizada del viaje. Puesto que el río Elba no pasa por Praga, al salir de la ciudad teníamos que seguir el cauce del río Moldova hasta su encuentro con el Elba. Luego todo resultaría más fácil, seguir el Elba hasta Hamburgo.
El carril bici, y el plano que llevábamos, nos depararon varias sorpresas aquella mañana. Al otro lado del río había que cruzar una carretera muy transitada, no había carril bici ni paso de peatones siquiera y, después de cruzarla teníamos que atravesar un parque. Los coches pasaban volando y, cuando al fin logramos cruzarla, la única entrada al parque tenía escaleras. Eran solo 4 o 5 escalones pero… mal empezamos… Si ni siquiera puedes confiar en tu mapa… nos hizo augurar lo peor para el resto del viaje. Luego no fue para tanto.
Bordeando el río por la ruta Eurovelo nº 7 (muy bien señalizada) en el meandro del río, el carril bici se estrecha y se convierte en una estrecha lengua de grava que transita junto a la orilla sin barandilla ni nada, solo dos metros de caída vertical hasta el agua. En algunos tramos se estrecha aún más. Se convierte en una irregular vereda que serpentea junto a la orilla salvando las irregularidades del terreno. Tienes que pedalear justo al borde, atento a esas irregularidades, con piedras y raíces que hacen que un pequeño desequilibrio te mande al agua. De cuando en cuando, si alguien viene de frente, tienes que detenerte y darle paso, porque dos personas no caben. No pasas miedo porque no es nada, solo un camino que, de cuando en cuando, al pasar por una zona difícil, te sube la adrenalina…
Mělník se divisa a lo lejos en lo alto de una colina.

Melnik

No es una subida extenuante y, cuando estás arriba, calles adoquinadas, casitas de cuento. Un pueblo bonito y tranquilo con estupendas vistas a la unión de ambos ríos, el Elba y el Moldava.

Melnik

Nos alojamos en el Hotel Jaro, limpio y decente, y salimos a buscar un sitio para la cena.

Melnik

Era temprano y hacía bastante fresco, empezaba a oscurecer y todo el pueblo estaba cerrado. Ni siquiera los escaparates iluminados, como si la vida se retirara temprano. Encontramos un restaurante vacío y cenamos los cinco por 2.000 coronas 3 platos.


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Melnik
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