de Dresde a
Mühlberg

Foto de girasoles

Distancia 80 kms
Amaneció un día soleado pero frío en Dresde sin apenas viento. A primera hora, cuando salimos del Hotel Ibis Dresden Koenigstein la temperatura era bastante baja, rondando los 0º y aunque algunos decidimos ir en manga larga, otros apretamos los dientes y aceleramos un poco la marcha hasta que el calor del esfuerzo nos calentara el cuerpo.
Ambas opciones dieron buen resultado. La ruta transcurrió por la orilla izquierda del río, atravesando grandes extensiones de cultivos, principalmente de girasol y maíz, y a medio día hicimos una parada en la ciudad en MeiBen, conocida también como la ciudad de la porcelana, para comprar el almuerzo. El casco antiguo de MeiBen es pequeño pero bullicioso, con mucha actividad comercial. Queda en en ligera pendiente desde el río y las calles son estrechas y flanqueadas por casas muy bien conservadas. Había muchas tienditas de comida y bares, y gente por todas partes, incluso algunos puestos callejeros de flores. En cada detalle se ve que es una ciudad rica, pues todo está perfectamente restaurado y limpio y los comercios, hasta el más humilde, esta decorado con delicioso gusto, no como otras ciudades que visitamos más adelante y que impresionaban de no haberse recuperado aún de los tiempos de la guerra fría. Recorrimos el centro con nuestras bicis y nos detuvimos allí donde nos pareció más atractivo, una tienda de embutidos y alimentos típicos de la zona, para comprar lo suficiente para hacernos unos bocadillos "tradicionales". Dejamos las bicis en una plaza con uno de nosotros a su cuidado, repartimos las tareas, y de pronto todos nos desperdigamos por sus coquetas callejuelas. Mientras unos compraban el papeo, el menda, tuvo que buscar una óptica para comprarse unas gafas. No me había percatado de ello hasta ahora pero, súbitamente me di cuenta que en una de las paradas las había dejado en alguna parte y ya no tenía forma de saber dónde. No fue difícil encontrar una tienda especializada pues, ya digo, es una ciudad con bastante vida y, por supuesto, la óptica estaba impoluta. Me dio apuro entrar con las pintas que llevaba, pero una joven me atendió muy amablemente y, las gafas que compré aquel día son las que uso a día de hoy.
Así fue como la parada en este hermoso enclave urbano se estiró más de lo esperado, pero mereció la pena, fue un rato muy agradable y provechoso. Más adelante, ya en el camino, nos detuvimos en una vaquería para hacernos con los postres y, un poco más adelante, en la pequeña localidad de Boritz nos detuvimos en un minúsculo merendero que había junto al camino para los ciclistas, a engullir los manjares que habíamos acaparado.

Foto Decin

Llegamos a Mühlberg sin más contratiempos. La ciudad es famosa porque tuvo lugar en ella (o en sus proximidades) una famosa batalla. Por 65€ la habitaciones doble con desayuno, pasamos la noche en una casa de huéspedes cuyo nombre ya no recordamos. Luego cenamos por 140 € los cinco.


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