Colmar

de Basilea a Colmar


Después del desayuno cogimos la Línea 2 del tranvía hasta la Estación Bahnhof Basel SBB. Teníamos un pase gratuito de transporte por persona que nos había dado el hotel a nuestra llegada (una atención que deben tener con todos los turistas). Cuando llegamos a la estación tomamos el transfer gratuito al Aeropuerto de Basilea-Mulhouse-Friburgo donde pasamos la frontera y, una vez en Francia, tomamos un autobús que nos acercó a la Estación de Saint Louis, dónde vimos que teníamos que esperar más de hora y media para tomar un tren que nos llevara a Mulhouse.

tranvia Basilea

Esperar tanto nos pareció demasiado, ya iba avanzada la mañana y todavía nos quedaba recoger las bicis y pedalear los primeros 40 kilómetros, así que decidimos tomar un taxi para ir directamente a Decathlon Mulhouse. La verdad es que, de haberlo sabido, lo habríamos tomado en el aeropuerto, pues ir a la estación de Saint Louis supuso en realidad un retroceso. Lo bueno de todo ello es que en la Estación de Saint Louis había un taxi con capacidad para 6 personas allí parado como esperándonos (y nos ahorramos tener que tomar dos). Tardamos 30 minutos en llegar a Decathlon y nos costó 70 euros, lo cual repartido entre 6 personas no es tanto si lo piensas (a lo mejor el tren hubiera costado algo menos pero nos habría dejado en Mulhouse y no en Decathlon, por lo que habría que haber hecho algún transbordo y, a la hora y media que teníamos que esperar, habría que haber añadido otro tanto).
No tuvimos ningún problemas con nuestras bicis, allí nos estaba esperando. Las recogimos, hicimos los pertinentes ajustes (la altura del sillín básicamente), colocamos nuestras alforjas e iniciamos el camino.

Decathlon Mulhouse

Nuestra idea inicial antes del viaje no era visitar Colmar, la verdad es que ni siquiera sabíamos que existía… y menos que fuera tan bonita. La parada natural entre Basilea y Estrasburgo era Neuf-Brisach. En la página web del Rheinradweg aparecía recomendada con una foto aérea muy espectacular. Es una ciudad que se encuentra cerca del río y cuya particularidad más destacada es que está amurallada y tiene forma de estrella. Me extrañó, al buscar los alojamientos, la escasa oferta que había, pero no le di más importancia y reservé una habitación en el Guesthouse de la citadelle. Lo que cambió al final nuestra ruta fue una reunión con Vanessa, una amiga viajera en las semanas previas al viaje. Se interesó mucho por nuestro proyecto y me preguntó si íbamos a visitar Colmar. Era lo único que le parecía importante. Tuve que buscarlo en el mapa y le respondí que no… que nos habíamos decidido por esta otra ciudad de curiosa forma. Ella, que es arquitecta, me explicó que estas ciudades amuralladas con formas tan curiosas, originariamente han sido cuarteles militares y que, por lo tanto, lo más bonito que tienen es la forma y que solo se ve desde el cielo, luego, dentro de la ciudad las casas son bastante sobrias y uniformes, los antiguos barracones. Para comprobarlo entramos en google, buscamos Neuf-Brisach y le dimos a la tecla de imágenes y, efectivamente, las únicas fotos de la ciudad eran las tomadas desde el cielo. Sin embargo Colmar…
Así que que sobre la marcha, calculé las distancias a Mulhouse y comprobé que ir a Colmar era muy sencillo, así que anulé la reserva en Neuf-Brisach y busqué alojamiento en Colmar.
Dado que tanto la tienda de Decathlon como Colmar están alejados del río, no nos pareció oportuno ir con las bicis hasta el río para después volver a alejarnos a la altura de Colmar. Trazamos una ruta directa desde Decathlon hasta Colmar y, si bien la mayor parte de la ruta transcurrió por carriles bici, he de decir que fue bastante fea y ruidosa pues avanzaba siempre junto a alguna carretera y durante algunos kilómetros al lado de una autopista. Es el precio que tenía visitar una ciudad tan hermosa.


Ibamos con cierta prisa, más por ser el primer día que porque fuéramos en realidad retrasados, y solo nos detuvimos en una ocasión, en la localidad de Meyenheim a tomar un refresco e ir al baño en el Estanco Kindbeiter Bar Tabac presse loto. Tenía una terracita con unas mesas bajo unas sombrillas, desde donde contemplamos a los niños del pueblo que venían en sus bicis a comprar chuches.

Meyenheim

Llegamos a Colmar bastante asqueados por el tráfico y por la incomodidad de unas bicicletas nuevas a las que aún no nos habíamos acostumbrado. Fue un día difícil. Nos instalamos en el Hotel Turenne (ver nuestra valoración del hotel) como si hubiéramos alcanzado la Luna, lavamos nuestra ropa, nos duchamos y salimos a callejear por el centro.

canal Colmar

Desde el primer minuto la ciudad te sorprende. Estaba atestadas de turistas paseando, haciéndose fotos o cenando en los cientos de terracitas que pueblan sus calles. Después pasear maravillados entre la infinidad de casas de entramado de madera nos decidimos por un restaurante que estaba bastante bien de precio. En la Brasserie Restaurant Les Dominicains te daban la oportunidad de elegir por platos o por menús (que oscilaban entre 20 y 30 euros). Comimos bien. El Foie de primero estaba rico pero resultó que, respecto a los platos principales, pidieras lo que pidieras, todo era más o menos lo mismo: un filete empanado. Si tenía encima una loncha de queso y una de jamón y luego una salsa de champiñones, lo llamaban Cordón Bleu, y si iba el filete solo pues era un Schnitzel.

cenar en Colmar

Al terminar la cena volvimos paseando al hotel. Las calles estaban más o menos vacías y el paseo fue muy agradable.

Colmar noche


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