de Sta. Cruz

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a Punta Hidalgo


¿Quién quiere dejar lo bueno para el final? Nosotros no. El primer día ya tiene las primeras rampas difíciles y un desnivel acumulado que quita el hipo.
Desde Santa Cruz seguimos la carretera de la costa hacia el norte dirección San Andrés y, justo antes de llegar a la Playa de las Teresitas, nos desviamos hacia el interior por una carretera que zigzaguea hacia arriba hasta el El Bailadero. La pendiente es continua y siempre igual (en torno al 6%) lo que hace que puedas mantener el mismo ritmo durante todo lo que dura el ascenso al Macizo de Anaga.

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Se ven bastantes ciclistas en el camino y, una vez arriba, se tienen unas bonitas vistas de Taganana, al otro lado.
Desde El Bailadero vamos hacia La Laguna. Todavía hacia arriba, hasta llegar al Mirador Cruz del Carmen.

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Pasado éste todo es bajada y, aunque teníamos previsto hacerla por un camino forestal que viene a terminar en Tegueste, resulta que está en muy malas condiciones y uno de los muchos senderistas que pasean por la zona nos informa de que la pendiente es demasiado pronunciada como para bajarla en nuestras bicis. Aún así intentamos encontrar un camino y al final tenemos que darnos las vuelta. Retrocedemos y bajamos hacia Pedro Alvarez por una carretera de asfalto. De ahí a Tegueste es un paso. Todo bajada. En Tegueste paramos a comer algo ligero en La Panoteca, un barcito que hay junto a la carretera. Bocadillo de queso tierno con aceite de oliva, tomate y orégano. Muy rico. Hace un viento terrible y se nos caen las bicicletas un par de veces en lo que dura el avituallamiento. Desde aquí ya todo es bajada hacia Tejina. Tomamos una pequeña circunvalación que nos evita pasar por el pueblo y nos lleva directamente a la carretera del norte. Pasamos Bajamar y todo es un sube y baja que anticipa el final. Un poco más adelante… ya estamos en Punta del Hidalgo.
En Punta Paradiso nos encontramos como en casa. Es una casa deliciosamente restaurada y muy cómoda. La piscina da directamente al paseo marítimo. Nos damos un baño y salimos a dar un paseo y a cenar en las inmediaciones. El Restaurante Altagay es bien sencillo pero se come pescadito en un ambiente agradable. El sitio merece la pena.


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