LFGP

de Las Palma
a Copenhague


El viaje que se narra tuvo lugar en mayo de 2012 y ha sido actualizado en marzo de 2018.
Tomamos un vuelo directo con unas líneas aéreas noruegas que nos dejó en Dinamarca en 5 horas. No nos dieron de comer a bordo y (lo que es peor) como somos tan ratas no pedimos nada al servicio de abordo y nos conformamos con los frutos secos que llevábamos para las bicis.
La llegada al aeropuerto nos deparaba una sorpresa. Eran las 0:30 y los trenes a la estación de Copenhague salen cada 10 minutos durante el día y tardan solo 15 minutos pero, a partir de la 1:00, la frecuencia de salida se reduce considerablemente. Intentamos darnos prisa pero las maletas salen al ritmo que salen y, cuando por fin recogimos nuestras alforjas, ya se nos había hecho demasiado tarde, por lo que tomamos un taxi hasta el Apartahotel Adina. Una furgoneta, en la que cupimos los seis con nuestros respectivos equipajes, que circulaba a lo fitipaldi por las calles vacías, que hasta daba miedo del modo en que chirriaban las ruedas. Nos costó 400 coronas (54 euros).
Tomamos posesión de nuestros apartamentos en el hotel, una cadena con una buena relación calidad precio en la que ya nos habíamos alojado en otras ocasiones.


DIA EN COPENHAGUE

LFGP

Ya había luz en la calle a partir de las 5:30 de la mañana y, como solo íbamos a estar dos días en Copenhague (uno a la entrada y otro a la salida) nos levantamos temprano, desayunamos y salimos a dar un paseo por los alrededores. Era domingo, hacía un sol espléndido y había cantidad de gente en la calle… lo entendimos rápidamente cuando vimos a los deportistas con sus dorsales pasar corriendo a nuestro lado, uno tras otro en una sucesión infinita.

LFGP

La maratón de Copenhague se celebraba esa misma mañana y nos entretuvimos un rato viendo pasar a los corredores. Paseamos por los jardines que hay junto al mar y nos hicimos la obligada foto junto a la sirenita, la verdad es que no esperábamos encontrárnosla allí mismo. Imaginábamos un lugar especial para ella y ahí estaba, junto al paseo, sin más anuncio que unas de parejas de japoneses haciéndose la pertinente foto. Hicimos lo propio y anduvimos hasta el centro. Aunque era domingo había algunas cosas que podíamos resolver ese día además de visitar los más emblemáticos lugares. En la Oficina de Turismo compramos los planos para la bici y la guía de guía de Bed & Breakfast. Tuvimos suerte porque era domingo y cerraban a las 14:00 (entre semana su horario es de 9:00 a 16:00). Recorrimos la zona que y, como teníamos tiempo de sobra nos acercamos a la tienda de bicicletas Københavns Cyklebørs para tenerla localizada.
Nos llamó la atención el carácter arisco y desagradable de los daneses aquel día. Luego, durante el viaje, encontraríamos un poco de todo pero lo cierto es que nuestra primera impresión en Copenhague fue la de un recibimiento hostil al turista. Comimos en la terraza de un restaurante del centro y por la tarde, antes de regresar al hotel, hicimos una sencilla compra para la cena y el desayuno. Pan, mermelada, leche y embutidos.


>>PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE>>

LFGP
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España