de
Copenhague

LFGP

a Elsinor

Helsingør


Etapa de 50 kilómetros paralela a la costa y, por tanto, completamente llana. No nos lo podíamos creer, aunque estábamos en Dinamarca, y podía esperarse un clima más frío, hacía un sol radiante y una temperatura ideal, entre 22 y 23º C.
Desayunamos en la habitación del Apartahotel Adina e hicimos bocadillos para el almuerzo con el resto del pan y el embutido que nos quedaba. El día previo habíamos localizado la tienda de bicicletas, pero no estaba lo suficientemente cerca como para ir caminando con nuestras alforjas en mano, por lo que a las 9:30 cogimos un taxi para acercarnos.
Københavns Cyklebørs tiene un local pequeñito ligeramente hundido en la acera. Las bicicletas eran unas híbridas de 21 marchas y frenos de disco, cuya marca no conocíamos (Nishiki) pero que tenían muy buena pinta. Nos dejaron candados y el material necesario para hacer reparaciones en el camino. Las ruedas eran antipinchazos.
Colocamos nuestras alforjas e iniciamos la marcha. Tuvimos que cruzar la ciudad hasta alcanzar la costa y luego bordear la zona del puerto en la que había construcciones modernas de muy bonito diseño. Luego, el carril bici número 9, avanza pegado a la orilla y paralelo a una carretera que sigue a su lado todo el camino hasta Helsingør.
Poco antes de llegar a Helsingør pasamos por Humlebæk. Hubiéramos deseado parar y visitar el museo Louisiana de Arte Moderno pero con la demora de alquilar y montar las bicis, y siendo el primer día, nos daba un poco de apuro demorarnos demasiado. Aún teníamos que buscar alojamiento y no sabíamos cómo se nos iba a dar la cosa, así que pasamos de largo. Así que lo dejamos para el último día pues es una visita que se hace con facilidad en tren desde Copenhague. Nos sentamos sobre la hierba junto al mar a descansar y a tomar algo para el almuerzo.
En Helsingør nos detuvimos a contemplar el Castillo de Kronborg, donde supuestamente se desarrolla la acción de la célebre novela de Shakespeare, Hamlet. Sacamos las oportunas fotos y, como no vimos ningún espectro vagando por la zona, nos pusimos a buscar el alojamiento.
No era tarde pero los dos hoteles que había en el centro, uno muy cerca del otro (Hotel Skandia y el Hotel Restaurante Madam Sprunk), parecían estar cerrados. Preguntamos a los señores que estaban pintando la fachada y nos trataron de muy malos modos. Eso y un precio elevado para la calidad que ofrecían nos animó a buscar un hospedaje alternativo. No había demasiada variedad en la zona y empezábamos a agobiarnos ante la posibilidad de no encontrar nada. Estábamos cansados y preocupados de que se nos hiciera de noche. El sitio que nos pareció más adecuado estaba un poco apartado del centro y alejado de nuestra ruta pero… no había elección posible. Parecía que no llegábamos nunca, pero después de un rato llegamos al Hotel Sleep2night. El precio y la calidad que ofrecía nos pareció de lo más adecuado… y a estas alturas no estábamos para andar con remilgos. Las habitaciones eran muy amplias y daban directamente al parking por lo que aparcamos nuestras bicicletas en la puerta y no tuvimos que cargar las alforjas más que unos metros. Limpio, cómodo y a un precio intermedio (desde 80 euros la noche). Nos duchamos, hicimos nuestra colada, nos vestimos y salimos a cenar en la proximidad del hotel, en un restaurante italiano.


>>PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE>>

LFGP
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España