Religión

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Uno de los temores más comúnmente expresado por las personas a quienes narramos nuestro viaje a Turquía es el de la religión pues, de un modo u otro, la presión que ejercen las películas, los informativos y los sectores musulmanes más radicales sobre la opinión publica en occidente, han condicionado mucho nuestro modo de imaginar la vida en los países islámicos.

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Por supuesto que es un país musulmán, sin embargo, desde el punto de vista estricto, desde la fundación del estado Turco tal y como lo conocemos hoy en día (esto es, desde la aparición de Ataturk a principios del siglo veinte) es un estado laico o, al menos, un estado en el que el poder político no está supeditado al religioso. Decir esto ya es decir mucho pues es uno de los factores fundamentales que han permitido a su población posicionarse de un modo personal y libre respecto a la religión.

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En Turquía encontrarás muchas mezquitas y oirás las llamadas a la oración varias veces al día estés donde estés; sin embargo, no encontrarás las mezquitas abarrotadas, no se te mirará mal por no ser musulmán y encontrarás mujeres sin velo conviviendo con otras que lo llevan, por todas partes.


Nuestro viaje ha transcurrido por grandes ciudades y por pueblos recónditos donde uno pudiera esperar una sociedad más tradicional y cerrada. Hemos visitado zonas, como Konya, donde la influencia de la religión es mayor, pero aún así, nunca nos ha hecho sentir incómodos. En esas zonas es mas frecuente ver mujeres con el pelo tapado (aunque también las verás con el pelo suelto) y será bastante más difícil encontrar un lugar donde sirvan bebidas alcohólicas.


Hemos asistido a ceremonias como la Sema, de los Derviches Giróvagos discípulos de Rumi, y visitado templos, lugares de culto y de peregrinación, que tienen un estricto código de vestimenta (pelo femenino, hombros y piernas de ambos sexos tapadas) pero ello no supone ninguna incomodidad para el visitante.


Así que, si ese es el mayor reparo que sientes ante la idea de embarcarte en un viaje como éste, puedes estar tranquilo. Turquía es un país ideal para el cicloturismo, al margen de otras particularidades orográficas y viarias que tiene.

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