Vivimos en las Islas Canarias y debido a que disfrutamos de un clima tan diferente a todo lo largo del año, también disfrutamos de ciertas diferencias naturales y, como el ciclismo es un deporte que se practica al aire libre… necesariamente tenemos que ser conscientes de dichas diferencias. La flora en Canarias es rica y muy diversa y, sobre todo, diferente. Si te has movido por Canarias, o si te vas a mover, verás como mucho de estos nombres te resultarán conocidos, porque muchas localidades tienen nombres de plantas autóctonas: Gran Tarajal, Pozo de las Carcosas, el Dragonal, Los Tarajales, Cardones, etc…
Aquí os mostramos la que desde nuestro punto de vista es nuestra flora más representativa. No somos especialistas en la materia y seguro que nos dejamos atrás muchas cosas o nos equivocamos en alguna. Si encuentras alguna errata, por favor, háznoslo saber en el foro.
Probablemente la más popular y conocida. La encuentras por todas partes y, en el fondo de los grandes barrancos, se agrupan en frondosos palmerales, a modo de pequeños oasis. Pero cuidado, no todas las palmeras son iguales, la palmera canaria es la de tronco ancho y robusto, hojas largas que se usan en ocasiones a modo de escoba o para trenzar sus acículas y construir algunos enseres.
Es tan popular como la palmera, pero solo se encuentra en las alturas (por encima de los 800 metros). Raras veces conviven con aquellas. Sus diferencias con el pino mediterráneo son: el canario tiene 3 acículas en lugar de dos y suele rebrotar después de haberse quemado.
Si la palmera y el pino son populares el Drago es señorial y majestuoso. No tiene un hermano mediterráneo que pueda hacerle sombra, como aquellos. Y aunque no se prodiga en exceso ni suele vérsele en grupos, no es tímido, lo verás siempre levantando la cabeza por encima del resto. Es elegante. Altivo. Poderoso. El preferido de los dioses.
Es el Drago de los pequeños. Parece una miniatura de aquel, hecha a escala, pero ni es señorial ni tan escasa. Prolifera por todas partes con predominio en el sur de las islas. En las tierras áridas, junto a cardones y tajinastes. Muchos lo confunden con el Bejeque.
Es el arbusto por excelencia y puedes encontrarlo en todas partes. Se desempeña muy bien en el sur, con poca agua. Pasa desapercibido la mayor parte del año, y pocos lo reconocen cuando florece, pero es tan abundante que puede cambiar por completo el paisaje. Antiguamente los niños les tiraban piedras para, al día siguiente, pasar a recoger la savia que se había acumulado en la herida y utilizarla a modo de chicle.
Al tener una flor más particular y hermosa es más apreciada que la tabaiba, si bien en muchas ocaciones conviven en armonía y a muchos nos cuesta diferenciarlos. Tradicionalmente se empleaba para fabricar los tapones de las barricas. Su hermosa flor puede ser de varios colores.
Muchos lo confunden con el verol, pero son cosas completamente distintas. El bejeque es una flor de hojas carnosas, tanto que recuerda a hoja de cactus. Puede presentarse como una única flor, en tejados o zonas rocosas inaccesibles, pero si le das terreno puede crecer y desarrollar mucha de esas hermosas flores.
Omnipresente en las áridas llanuras del sur. Inconfundible y hermoso. Siendo una especie de cactus se diferencia de aquellos en que es elegante y frondoso. Nos recuerda lo cerca que estamos del gran desierto, pero al ser tan frondoso, no renuncia a la vida.
También suele presentarse en forma de árbol pequeño, y suele ser utilizado como seto, para crear una pantalla visual, pues es frondoso y no necesita de mucha agua. Tiene un aspecto láguido y triste, con ese verde apagado y sus hojas caídas, como si estuviera siempre al borde de la muerte.
Esa bola de pinchos que aparece siempre en los westerns, y atraviesa el encuadre empujada por el viento. Aquí está siempre adherida a la tierra, pero es idéntica a aquellas. Usada tradicionalmente como combustible, tiene su poquito de orgullo y, en primavera, brotan sus pequeñas flores amarillas que se pierden en ese mar de púas.
Este arbusto, que aparece como mala hierba en cualquier parte. Totalmente privada de atributos, ha sido tradicionalmente utilizada como comida para los animales.
En algunas islas (y en la Península Ibérica) se la conoce como chumbera. Muy común y no solo por su fruto: el tuno o higo chumbo, sino porque en una época se cultivó para extraer de ella "la cochinilla", un hongo que la parasitaba y del que se extraía un tinte para teñir la ropa. Actualmente solo apreciada por su fruto. Mención especial merece el tuno indio, que no siendo endémico de las islas es muy apreciado en Gran Canaria y se considera como algo propio de nuestra cultura (Opuntia dillenii )
Esta planta de hojas carnosas y triangulares acabadas en una púa, se ha usado tradicionalmente en Canarias para delimitar y proteger los terrenos, y mantener a raya a las visitas indeseadas. Cuando florece resulta espectacular, aunque su floración es efímera. Recuerda mucho al ágabe del que se extrae el mezcal.
Aloe Vera
Esta pitera en miniatura no es endémica de las islas pero está bastante extendida por nuestro paisaje y la población lo ha incorporado a su botiquín de plantas medicinales por sus propiedades cicatrizantes.