de
Hitzacker

Fota del rio

a
Lauenburg


Aquella mañana hacíamos apuestas de si sería el propietario del Hotel Burgerstube quien nos sirviera el desayuno. Nos lo imaginábamos pescando, incluso enfundado en aquellos calzoncillos que tenía colgados en el pasillo pero, dada su dificultad para socializar con los huéspedes, dudábamos mucho que se aproximara a nosotros y menos para servirnos la leche.
Amaneció nublado y nos esperaba una etapa de 65 kms que cubriríamos a una velocidad media de 16 kms/hora.
Dada la experiencia de los días previos, iniciamos la marcha temerosos y bien pertrechados por si nos sorprendía el agua, pero al final fue solo niebla y un chipichipi que nada tuvo que ver con la densa lluvia del día anterior.

Ciclista en la niebla

Luego de dejar Hitzacker el camino resultó ser recto hasta el tedio y, cuando la lluvia empezó a arreciar, nos detuvimos para el almuerzo, y todo salió a pedir de boca, no como en la etapa anterior cuando estuvimos vagando bajo la lluvia durante horas buscando sitio donde guarecernos. Después del frugal almuerzo ya no llovía y, en lugar de una siesta, nos desperezamos con un poco de pedaleo. No hubieron más incidencias hasta llegar a Lauenburg.
Lauenburg se encuentra en una ladera junto al río. El casco antiguo es muy pequeño y está abajo, en la ribera, y por lo tanto es llano, pero son solo dos calles. El día estaba encapotado, corría aire y cada vez hacía más frío.
Estábamos tan helados que, cuando llegamos, nos detuvimos a tomar algo caliente antes de buscar alojamiento, lo nunca visto. Resulta que el bar al que entramos formaba parte del Schifferhaus Hotel y nos interesamos por el precio de las habitaciones. Sin embargo nos pareció que debíamos contrastar la información antes de decidirnos así que pagamos la cuenta y fuimos a buscar otras opciones. Sacamos las bicis de la terraza y pedaleamos de nuevo, pero la oficina de turismo estaba a la vuelta de la esquina y, apenas habíamos empezado la marcha cuando tuvimos que detenernos de nuevo . Entramos y, entre las opciones que nos ofrecen, también se encuentra el Schifferhaus Hotel, pero en lugar de los 96€ que nos habían pedido in situ, ahora son 85 €. No entendemos el motivo y nos dicen que ellos tienen ofertas. Otras opciones estaban más lejos del centro. Así que ahí estamos de nuevo retrocediendo esos 100 metros para volver a aparcar nuestras bicis en la terraza del mencionado hotel.
Al tratarse del penúltimo día no había que hacer la colada. Mañana podíamos usar la segunda equipación, así pues, nos dimos una ducha y, como no había mucho más que ver, entramos a cenar en un restaurante que había en la zona, con vistas al río. Disfrutamos de una exquisita cena, crema de champiñones y de plátano y curry por 140 €/4 personas.


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