de Trichy


Mejor no preguntar por Chettinadu para orientarte pues es una región más que un pueblo y poca gente lo conoce. Pregunta por el pueblo que tienes delante y así sucesivamente

a
Pallayoor

Chettinadu


La etapa número siete es la más larga y exigente de la primera etapa, y probablemente la etapa de bici mas dura del viaje.
Ya desde la salida, en el sur de Trichy, el complejo nudo de carreteras que desemboca en la Race Course Road, avanza la dificultad de este día. Todas las entradas a la enorme rotonda tienen 2 ó 3 carriles y hay que atravesarlos varias veces en una maniobra arriesgada. Como es peligroso en el plano os hemos buscado una ruta alternativa.
Desde ahí hasta alcanzar la ruta 71 y la población de Kaladipatty, hay primero una zona urbana en la que es bastante sencillo orientarse, por tratarse de una larga recta, pero poco a poco la ciudad se disipa y se convierte en una árida llanura en la que resulta muy fácil perderse por haber demasiados cruces y muy pocas referencias. Tuvimos que preguntar varias veces a los pocas personas que nos encontrábamos y, en un par de ocasiones, dar la vuelta y desandar lo andado. En esta zona apenas hay vegetación ni cultivos, hemos cambiado el paisaje, los campos de arroz han dado paso a una especie de sabana que recuerda a la africana, de la agricultura a la ganadería, sobre todo ovejas y, de repente, las pocas casas que encontramos han dejado de ser chozas y están hechas de ladrillo, como si el nivel de vida fuera mas alto (aunque por el aspecto de sus habitantes no lo parece). Como en tantas otras ocasiones a lo largo del viaje, salen de sus humildes moradas a saludarnos cuando nos detenemos. Nos ven sudorosos y nos ofrecen agua. El pésimo estado del asfalto enlentece aún más la marcha.

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Una vez alcanzada la Ruta 71 la carretera mejora, pero es solo por unos pocos kilómetros pues, pasado Kaladipatty, en el pequeño pueblo de Annavasal hay que volver a desviarse, abandonando la Ruta 71. Sin embargo, desde Annavasal hasta Tirumayam Fort es más fácil orientarse pues hay menos alternativas a la ruta que llevas, y desde Tirumayam Fort hasta Pallayoor se avanza por la carretera 636 (naranja), una vía muy rápida que es prácticamente una autopista y que no tiene ningún atractivo. Se gira a la izquierda y se cruza la vía de tren para entrar en Pallayoor. Unas calles muy comerciales, prácticamente de tierra. Mansiones que se sugieren al otro lado de los altos muros.


CHETTINAD

Esta región de Tamil Nadu es bien conocida por su cocina y sus bellas mansiones. Los Nattukottai Chettiars fueron unos prósperos comerciantes que habitaron en esta zona en la primera mitad del siglo veinte, y dedicaron parte de sus fortunas a la construcción de fastuosas casas. Alojarse en ellas es alojarse en la historia. Por lo demás la zona no tiene mayor atractivo pero resulta un punto adecuado para hacer parada por su posición equidistante entre Madurai y Trichi.
Pallayoor es un pueblo desconocido para la gran mayoría. Pocas calles. Su principal atractivo es contar entre ellas con varias de estas mansiones que han sido sabiamente reconvertidas en maravillosos hoteles.


Para alojarse y comer en Chettinadu:

El Hotel Visalam es una de esas fastuosas mansiones, la mejor valorada de toda la zona. Su fachada parece algo fría, en una extraña combinación de estilos racionalista y art deco, pero su gran patio interior, porticado, invita a la introspección y al descanso. La sucesión de sobrias columnas de mármol negro talladas en una única pieza, resaltan la agradable armonía de todo el conjunto. Las habitaciones son tan grandes, que la enorme cama parece perdida en la inmensidad del cuarto. Casi hay que buscar un taburete para poder acostarse en ella. Fuimos los únicos clientes aquella noche y nos sirvieron la cena en una mesa que instalaron junto a la piscina. Olía a hierba y a agua. Fue muy agradable.


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