de Pursat a Moung Ruessei

Foto

A veces tenemos una ruta sencilla y la complicamos. Es lo que ha ocurrido hoy.

Foto

Pedalear de un tirón los 110 kilómetros que hay de Pursat a Battambang es imposible para nuestras cansadas piernas. Tendríamos que pedalear todo el día por la carretera principal y, dada la experiencia de los últimos días, nos parece una opción peligrosa, así que planeamos hacer una parada estratégica en Moung Ruessei, a mitad de camino. Solo 60 kilómetros y, lo que son las cosas, llegado el momento nos parece muy poco y buscamos el modo de alargar la etapa por caminos tranquilos paralelos a la carretera. Eso nos ha castigado.

Foto

En tres ocasiones intentamos desviarnos a carreteras secundarias y las tres hemos tenido que regresar a la principal. La primera de ellas al poco de salir de Pursat. En el plano se ven carreteras secundarias paralelas y hacemos una pequeña incursión en su búsqueda. No hay suerte pues si bien las carreteras que se alejan perpendiculares a la principal son buenas, las paralelas son de muy mala calidad y tenemos que regresar. No ha sido un esfuerzo estéril, en el camino encontramos unas mujeres trabajando los campos de arroz y, con la anaranjada luz de la mañana, resulta una postal preciosa.

Foto

De vuelta a la carretera principal avanzamos unos 4 kilómetros y volvemos a intentar salir de la ruta, esta vez por el lado izquierdo. Cuando alcanzamos la carretera paralela, es un camino de tierra con muchos baches, pero no nos vamos a dar por vencidos. Decidimos seguirlo y… apenas avanzamos cien metros cuando unas mujeres nos advierten de que más adelante está inundado y no se puede seguir esa ruta. Nos disponemos a retroceder cuando descubrimos que se nos ha picado una rueda ¡El primer incidente de todo el viaje! Paramos y nos ponemos a trabajar.
Estamos en un páramo aparentemente deshabitado pero empieza a aparecer gente de pronto y, en torno a nosotros, se organiza tremendo revuelo. ¿De dónde salen? Hombres, mujeres y niños. Vienen a ayudar o simplemente han oído el jolgorio y salen a curiosear lo que ocurre.

Foto

Hablan entre ellos e intentan interactuar con nosotros. Recuerda a una película de Kusturica, conversaciones que se cruzan, un vendedor de colchones que detiene su scooter cargada hasta lo imposible, un par de carros con enormes sacos de arroz, niños jugando a la pelota (Gato negro, gato blanco). Hemos dado a toda esta gente una excusa para reunirse, y uno debería sentirse orgulloso, pero en semejante ambiente resulta difícil hacer nada, imposible ignorarlos ni cambiar la cámara del neumático. Los hombres rodean la bicicleta herida y meten sus manos para ayudar, toqueteándolo todo, opinando, y del modo más delicado posible tratamos de hacerles entender que no necesitamos ayuda. Misión imposible… no comprenden lo que decimos. Al final tenemos que transigir y permitir que alguno realice algunas tareas.

Foto

¡Muchísimas gracias! Resulta enternecedor ver cómo, el buen hombre, toma la cámara y se mete en una acequia inmunda llena de barro para localizar el pinchazo. Señala orgulloso el punto del que brotan las pequeñas burbujas. No necesitamos hacerlo porque llevamos cámaras de sobra (también parches), pero se lo agradecemos sinceramente.

Foto

Volvemos a montar la rueda y nos despedimos con tristeza del singular grupo que se ha formado en torno a nosotros. Ha sido un momento entrañable y, en tan poco tiempo, sin entendernos, hemos establecido una relación muy cordial y agradable. Pedaleamos con pena.

Foto

Regresamos a la carretera principal y unos kilómetros más adelante, cuando llegamos a Svay Don Kev, un pueblito que hay justo en la frontera con la provincia de Battambang, paramos junto a un templo al borde de la vía. Dentro del recinto hay muchos niños jugando, aunque no parece un colegio (muchos padres encargan su educación a los monjes).

Foto

No parecemos interesarles y, frente al bar que hay junto a la entrada del templo, hay una especie de caldero plateado del tamaño de medio barril que nos llama la atención.

Foto

Preguntamos a quien lo regenta por lo que cocinan en el interior de tan extraño caldero. Nos lo abre. Sentados bajo una pérgola de cañizo tomamos un agua de coco y la especie de hamburguesa que cocinan en su interior (carne envuelta en masa que cuecen al vapor dentro de esa olla de hojalata).

Foto

Aunque hace calor, apetece, está espaciada y muy buena.

Foto

Antes de que nos vayamos llegan en una scooter unos chicos con 2 o 3 bloques de hielo. El dueño les señala uno de ellos y lo ponen sobre la nevera y empiezan a cortarlo en trozos más pequeños que puedan introducir en la nevera.

Foto

Volvemos a la carretera. Tiene arcén y está en buenas condiciones, no como la de ayer que nos pareció muy peligrosa. Sin embargo, los vehículos pasan deprisa y el paisaje es monótono. Así que, por tercera vez, nos desviamos para buscar un camino alternativo. A los pocos kilómetros empezamos a oír una música a todo volumen. No es extraño. A todo lo largo del viaje hemos encontrado estas celebraciones al borde de la carretera, con un equipo de amplificación enorme, y la música a tope. En este caso se trata de una boda. Tienen hasta la tarta ahí expuesta debajo de una gran carpa. Nos extraña que, con el calor que hace puedan celebrar nada pero… qué remedio les queda. Es el calor que hace siempre.


El resultado de esta nueva incursión es similar al de las anteriores. Están construyendo una red de canales en la zona y han cortado muchas carreteras. Nada de ello aparece en el mapa. Encontramos a un grupo de niños dándose un baño en el agua embarrada, como si se tratara de un parque acuático.

Foto

Lo están pasando tan bien y están tan alegres que nos detenemos a contemplarles un rato, solo para contagiarnos de su alegría.


De nuevo en la ruta, el camino se pone cada vez mas difícil. Hay mucho barro y tenemos que ir improvisando alternativas, desviando la ruta, y acabamos perdidos, dando vueltas y vueltas. Un dolor de cabeza.

Foto

Así que de nuevo regresamos a la ruta principal y, de nuevo, tenemos un incidente. Esta vez no es un pinchazo sino una rueda trasera empenada. Al revisarla descubrimos que se ha roto un radio. No hay nada que podamos hacer. En otros viajes hemos tenido la precaución de llevar radios de repuesto, pero esta vez no lo hicimos, así habrá que buscar una solución en el camino.

Foto

Por fin llegamos a Moung Ruessei. Es un pueblo pequeño que prácticamente no aparece en el mapa. No es difícil encontrar el Kheang Oudom Hotel.

Foto

Mas difícil resulta comunicarnos con el personal de recepción, quienes ni dominan el inglés ni parecen acostumbrados a atender extranjeros. Resulta un hotel agradable, muy por encima de lo esperado. Mientras unos se acomodan otros salimos a buscar un mecánico que arregle el radio y, a pocas manzanas, una chica intenta sustituirlo haciendo una chapuza, pero no lo consigue y volvemos al hotel sin solucionar el problema. Mañana vamos a Battambang, una ciudad grande, e intentaremos arreglarlo allí. Nos damos un chapuzón en la piscina y, como ayer en Pursat, está llena de niños. Luego salimos a nuestra merienda cena en un puesto de carretera. Moung Ruessei es un pueblo pequeño y con bastante precariedad de servicios pero la calle principal está llena de comercios para los automovilistas que pasan. Elegimos el típico restaurante multicaldero al borde de la carretera. Una especie de buffet con muchos calderos en el arcén. La gente detiene el coche, levanta la tapa de los calderos, y si le gusta se queda a comer. Por solo 10 dólares comemos 6 personas.

Foto

Regresar al hotel es en sí una aventura. La carretera no tiene iluminación y está completamente a oscuras. Solo las anémicas luces de los pequeños comercios. Los coches pasan deprisa levantando una densa nube de polvo. Todo ello, unido a las luces de los vehículos, que te deslumbran a su paso, hace difícil recorrer el camino. No hay acera sino un ancho arcén lleno de baches y obstáculos de todo tipo. Resulta desagradable y peligroso. Se te quitan las ganas de pasear. Tomamos un helado en la cafetería que hay frente al hotel y nos vamos directamente a la cama.


>>PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE>>

Foto
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España