de
Thanjavur

LFGP

a Trichy


Salimos de Thanjavur por Pariya Salai Road, una estrecha calle que rodea la urbe desde el extremo sureste al noroeste, muy adecuada para evitar el tráfico denso del centro y entrar en contacto con el lado más auténtico y tranquilo de la ciudad. Resulta una salida agradable, no como en otras ciudades, donde el corazón se te pone a cien nada más subirte a la bici. Es curioso ver cómo, cuando te alejas unas manzanas de las rutas principales, la bulliciosa ciudad se convierte en sereno pueblo.



Una vez fuera de la ciudad, avanzamos paralelos al río hasta que decidimos modificar nuestro planing (cambiar la ruta 22, de mayor tráfico, por la 822, más tranquila) cruzando a la orilla contraria del río Kaveri. Ese punto, en el que hay un complejo de puentes y exclusas, sirve de entrada a la isla de Sri Rangam, una isla fluvial de 25km de longitud y 2,5km de ancho, en la que se halla el famoso templo de Ranganatha Swami, al que acuden los peregrinos durante todo el año. Al otro lado del puente, ya en la isla, había bastante gente en torno a los puestos de fruta. Nos detuvimos a comer algo.

La entrada norte de Trichy resultó muy complicada. Una carretera asentada sobre columnas distribuye el tráfico hacia el interior de la urbe y, si te decides a subir por ella, es difícil saber dónde vas a poder apearte. Se hubiera podido pero no nos pareció lo más adecuado. Luego los mapas no estaban correctos porque las calles a que hacían referencia eran aquellas que iban por arriba y las salidas no se correspondían con las de abajo. Las principales calles que recorren la ciudad de norte a sur son de sentido único y para rectificar nos las vimos y deseamos. En el mapa os hemos puesto una ruta distinta, utilizando la circunvalación, pero no lo hemos comprobado in situ.


TIRUCHIRAPPALI (TRICHY):


Por lo desconocido que nos resulta el nombre podría pensarse que Tiruchirapalli es una pequeña ciudad de provincias, pero nonada más lejos de la realidad. Es una ciudad enorme que te impresiona nada más verla.

Se agradece que hayan buscado un mote a esta ciudad cuyo rasgo más destacado es un fuerte en lo alto de un promontorio de granito que condiciona el perfil de esta urbe completamente llana.


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Trichy es la ciudad que marcaba el límite de nuestro retraso. Si no hubiéramos sido capaces de llegar a ella en el tiempo previsto (por enfermedad, accidente o incapacidad para cubrir las distancias marcadas) a parte de los tres días de colchón, teníamos la posibilidad de llegar hasta Madurai en tren desde Trichy, saltándonos las dos últimas etapas en bici (el tren previsto era el 16127 MS GURUVAYUR EXPRESS). Puesto que todo ocurrió según lo planeado, esta opción no fue necesaria.


Para visitar en Trichy:


El Templo del Fuerte de la Roca se encuentra en una zona muy comercial del centro. Hay que dejar los zapatos y pagar una entrada para subir los cuatrocientos escalones. Poco antes de alcanzar la cima se encuentra el templo dedicado a Menaakshi. No está permitida la entrada a los no hindúes, aunque se puede seguir ascendiendo hasta el mirador que corona la cima. Se trata de un diminuto habitáculo de paredes acristaladas que la gente rodea en fila de uno para otear el paisaje. En torno al destartalado mirador se sientan los visitantes contemplando la urbe desde lo alto. La visita no tiene mayor atractivo que contemplar la ciudad desde allá arriba y ver cómo las familias autóctonas, sentadas sobre el granito, se hacen fotos y disfrutan de la monótona vista. Niñas vestidas de princesa. La base del promontorio está rodeada de calles comerciales muy transitadas y, con la caída del sol, hay tanta gente que resulta difícil moverse.


Foto


Si vas a pasar un único día en Trichy, como nosotros, merecería la pena visitar el Templo de Ranganatha, al pasar por la isla fluvial de Sri Rangam, antes de entrar en Trichy. La ciudad es tan grande y difícil de atravesar que luego no merece la pena el traslado.


Para alojarse en Trichy:


El Sangam Hotel se encuentra en el sur, bastante alejado del centro. Aunque es el mejor valorado en los buscadores no hay que esperar demasiado. Recuerda a los primeros hoteles de nuestras zonas turísticas, cuyas grandes instalaciones han quedado obsoletas y ofrecen un aspecto desolado y decadente. Sin embargo es tranquilo, espacioso y limpio. Se ven algunos grupos de turistas. Dispone de una gran piscina pero apenas hay tres hamacas para tumbarse. El restaurante no es diferente al resto. No tiene ventanas pero es espacioso. Sus grandes columnas de capiteles verdes recuerdan a la flor de loto y, aunque el servicio es lento, la comida resulta adecuada.

Para llegar hasta el centro basta con salir a la calle y negociar el precio del viaje con un tuc-tuc de la zona.


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