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Alojamiento
y seguridad


Uno de los aspectos que más ha diferenciado nuestro viaje a la India de otros anteriores es la calidad y el buen precio de algunos alojamientos. No solo se trata de alojarse en un buen hotel dónde, después de un día agotador en la carretera, puedas descansar agradablemente, sino sentir que en el propio hotel disfrutas de la aventura del viaje. A veces ocurre porque el hotel está anclado a la historia de ese país, porque forma parte de ella, por su localización o por el tipo de arquitectura empleada, y otras por que te permite experimentar un modo distinto de entender la hostelería (el modo de ser hospitalario suele estar anclado a una cultura y tradición determinadas). En este viaje a la India hemos sentido, en más de una ocasión, que nos alojábamos en lugares tenían que ver con la India. Nos ofrecían algo distinto que no suele valorarse en guías y buscadores (localización, limpieza, precio, servicio…).
Puedes ver en la sección general cómo hacemos para reservar los hoteles (pincha aquí). En este viaje solo llevábamos la reserva cerrada en los hoteles de Chennai, a nuestra llegada, porque cansados del viaje y de la compra de la bicicleta, en una ciudad de cuatro millones de habitantes, no íbamos a ponernos a buscar y la del hotel de Madurai, donde terminaba la parte exclusivamente de bicicleta, pues sabíamos que ese día íbamos a tener que estar ahí para tomar el tren). También llevábamos cerrada la reserva de los hoteles de la parte que hicimos apoyados por coche o tren. La reservamos a través de Raju India (rajuindia.com) pues pensábamos que para que nos arreglara lo del coche y lo del tren iba a necesitar una mayor cantidad de negocio. El resto de hoteles (de la parte que hicimos exclusivamente en bici) los reservábamos la noche antes a través de Booking®, y no tuvimos problemas de disponibilidad en ninguno de ellos, al contrario, estaban casi todos vacíos.
De todos ellos, los alojamientos que por un motivo u otro, consideramos imprescindibles, fueron:
En el resumen de cada etapa puedes ver porqué nos gustaron más o menos, y los nombres de los hoteles que no hemos incluido en esta lista.

Foto


Seguridad


El sur de la India no es un lugar peligroso. Hemos pedaleado durante un mes por los pueblos más remotos sin tener un solo problema, ni siquiera una mala palabra o gesto. Los indios de estas zonas inaccesibles son bastante curiosos y saldrán al camino solo a verte pasar, a hablar contigo o a sacarse un selfie a tu lado (después de pedirte permiso). Puede que toqueteen tus cosas, que toquen el claxon sin mediar más palabra, pero si eres respetuoso con ellos (e incluso sin serlo) ellos lo serán contigo.
Cierto es que nunca hemos dejado nuestras bicicletas desatendidas, no tanto porque la población nos hubiera dado señales de peligro en ese sentido, sino por el valor que tienen, tanto para ellos como para nosotros. La mayoría de los hoteles dispone de un vigilante de seguridad en la entrada. Si se trataba de una parcela cerrada, a veces, las dejábamos sin atar a la vista del vigilante, pero si la puerta del hotel daba directamente a la calle, las dejábamos con el candado.
Cuando hemos sentido peligro ha sido en el caótico tráfico. No hay agresividad en los constantes bocinazos con que te alertan, son más bien un aviso para que los tengas en cuenta (da la impresión de que nuestra lentitud no les afecta) pero los adelantamientos y la velocidad son, a veces, una lotería.
Corriente eléctrica
En la India es de 220 V y conviven los enchufes de dos patillas finas redondas (los nuestros) con les de tres patillas en triángulo, por lo que los españoles no vamos a encontrar ninguna dificultad con esto.
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