La tormenta Daniela parece habernos dado un respiro y la etapa entre Vilanova de Milfontes ha sido más tranquila de lo que esperábamos. Hemos tenido un fuerte viento en contra… que por lo que sabemos es lo esperado en esta zona pero las carreteras han estado en buen estado a pesar de ser secundarias. Nos detuvimos a tomar un refresco en un bar de la Playa do Zambujeira do mar.
Desde lo alto se ve una preciosa vista de la playa, hoy, con un mar duro que rompía en potentes olas. Pero para seguir nuestro camino debíamos bajar al nivel de la playa y esto suponía volver a subir por el otro lado… una cuesta adoquinada en la que echamos el resto.
No debió ser completamente el resto porque un poco más adelante en la Praia do Carvalhal nos volvió a ocurrir exactamente lo mismo. Es llamativo que las playas en esta zona estén en los valles… más que playas se diría que son los pequeños deltas de los ríos que alcanzan el mar en la zona.
Atravesando una zona en la que había multitud de invernaderos en los que se cultivan frambuesas y fresas, llegamos a una carretera de tierra que recorría la orilla norte del río Seixe, hasta alcanzar el puente que nos permitió llegar al otro lado. Desde ahí entramos en el pueblo y tuvimos que escalar sus empinadas calles adoquinadas hasta el molino que lo culmina, pues nuestro alojamiento se encuentra en esta zona.
Por la tarde nos fuimos a dar un delicioso baño en su preciosa playa que está situada en una especie de meandro del río Seixe justo antes de desembocar en el mar por lo que tiene dos vertientes de arena, una de aguas calmadas que da hacia el interior, a las aguas del río y otra de aguas bravas, hacia el mar.
