Gastronomía


Como en cualquiera de nuestros viajes la comida ha sido una parte importante del mismo. Después de cada bicicletada lo que apetece antes de irse a la cama son deliciosos manjares y una copita de vino.
En el Restaurante O CACHO DOURADO nos sirvieron un Bacalao a la Brasa que no era el plato estrella del lugar, pero es que no nos atrevimos a pedir la Cabeza de Garoupa a la Brasa, la verdadera especialidad de la casa.
Sin salir de Lisboa, y al igual que en otras ocasiones en que la hemos visitado, fuimos a una cena con Fados en el barrio de Alfama, es un espectáculo para turistas en el que la comida sirve de acompañamiento, pero resulta muy agradable ambas cosas.
En Setubal nos decidimos por el Restaurante Novo 10. Un restaurante con un aspecto muy auténtico donde sirven unos platos muy abundantes. Pedimos las especialidades de la zona: El Choco Frito y la Cataplana de Tamboril(rape).

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En Évora intentamos visitar una bodega (Adega Cartuxa) pero nos perdimos y no llegamos a tiempo. Habíamos buscado la dirección en Google maps y nos llevó hasta los terrenos que tiene la bodega al sur de la ciudad. Sin embargo las instalaciones que se visitan están en el norte, junto al enorme acueducto romano de la ciudad. Ir de una a otra nos llevó más de una hora porque con la ansiedad de llegar a tiempo nos perdimos un par de veces. Así que cuando llegamos no pudimos hacer la visita que habíamos contratado pero nos tomamos un vinito blanco muy ligero y fresquito… ¡la botella nos costó 5 euros!.
El primer día cenamos en el Restaurante 1/4para las 9… que no gustó mucho a los comensales del grupo y al final del segundo día cenamos en la Tasca Fina donde el Cerdo con Migas estaba para chuparse los dedos.
Grândola fue una parada en el camino de la que no esperábamos demasiado, y la Taberna D'Vila no fue nuestra primera opción pero, lo que son las cosas y eso que llaman serendipity, en su terraza disfrutamos de una de las mejores cenas del viaje. Algo muy parecido a lo que nos ocurrió en Vilanova de Milfontes, donde comimos en Paparoca Sadwichería, junto al hotel, y mereció mucho la pena tanto por la calidad como por el precio.
Nuestro hotel en Odexeice ofrecía un menú degustación muy sofisticado que no nos decepcionó, a pesar de ser un poco caro. Estábamos con ganas de probar el pulpo.

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En Olhao cenamos en un pequeño restaurante llamado Alma Templada, bastante cerca del hotel, donde nos sirvieron despacio pero muy rico.
Gavira ha sido una las ciudades que más nos ha gustado. Muchos turistas mayores que cenan en la infinidad de restaurantes y terracitas que hay por todo el casco antiguo pero todo en un ambiente sosegado y agradable. Muy recomendable. Una de las noches cenamos en uno de los múltiples restaurantes indios que han en la zona… no sabemos por qué y la otra en un restaurante más tradicional, O Tonel, donde pedimos una Cataplana.

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En Alcoutim era lunes y la mayor parte de los restaurantes estaban cerrados por lo que cenamos en el único que estaba abierto… Camané, muy precario.
Ya dentro de España nos aficionamos a pedir en nuestros frugales almuerzos en el camino un Salmorejo que es un plato lo suficientemente ligero para luego seguir pedaleando. Tanto fue así que acabamos haciendo una clasificación de los mejores.
En El Rompido fuimos al espectáculo flamenco del Tablao Fuejumelu II que incluía la cena. Fue un espectáculo emocionante aunque la cena no era nada del otro mundo.

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