Salimos de Baños de Elguea con el cuerpo marcado y rodeados por la feroz jauría de artrópodos que nos había estado esperando pacientemente toda la noche. No teníamos otra salida y los mosquitos lo sabían.
Una subida corta pero dura fue el inicio de la carretera hacia Cárdenas. Como en una etapa de montaña del Tour, los mosquitos nos rodeaban y nos animaban a seguir dando pedales. En lineas generales el estado del firme fue malo a todo lo largo del día. Muchos baches y muy mal estado del asfalto. Gracias a Fidel los mosquitos desaparecieron como arte de magia en el municipio de Matanzas.
En Cárdenas no hay nada, ni centro histórico ni nada, y aunque solo quedaban 15 kilómetros hasta Varadero, eran las 4:00 pm y estábamos muy cansados. Nos detuvimos a tomar una cerveza cristal en "el rápido".
Encontramos dos casas donde alojarnos. Una era Casa Ricardo, muy cuidada y con todos los lujos, como los que puedes encontrar en España. Pero solo tenía una habitación disponible así que buscamos otras dos habitaciones en otra casa que había cerca, en peores condiciones y a 30 CUC cada una (lo mas caro que habíamos pagado hasta entonces).
Dimos un escueto paseo por Cárdenas, las calles oscuras y parcheadas, sin nada relevante que ver salvo el lento transcurrir de la vida. Compramos unos dulcitos de guayabas y nos fuimos a cenar. Un fantástico restaurante que había junto a la casa. La campiña (calle Campilla esquina con Coronel Verdugo). Tomamos unos camarones enchilados, ropa vieja y buñuelos de yuca. Todo estaba muy bueno.
