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Santiago
de Cuba


Desayunamos en el hotel y dimos un paseo por la cuidad. Se nota que es una ciudad turística porque los cubanos te salen al paso para servirte de guía, tocar para ti una canción u ofrecerte cualquier tipo de servicio.

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Al otro lado de la plaza, frente al hotel, hay un banco en el cambiamos nuestro dinero (ver sección cambio). En la misma cola el quinceavo ofrecimiento, que si soy historiador, que si le explico la ciudad, que si le llevo al mejor paladar, que si va… dígale que lo envío yo…

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Hacía mucho calor y dejamos las bicicletas en la habitación del hotel. Visitamos el balcón de Velazquez y paseamos hasta el puerto para acabar tomándonos una cervecita en el club náutico. Recorrimos la calle central, peatonal, llena de humanidad y tiendas desaliñadas, hasta la plaza Marte, donde compramos unas tarjetas para el móvil liberado que habíamos traído de casa. No nos sirvieron. Luego, en una cafetería de la misma plaza, nos recuperamos de la decepción tomándonos un buen chocolatito y, cogimos un taxi antiguo para ir a la Empresa Telefonía (ETECSA) a firmar el contrato del móvil (ver sección telefonía).
Cenamos en el paladar La Terraza: langosta, arroz congrí y tostones, y acabamos el día en la Casa de las Tradiciones, oyendo música en directo. Nos habían dicho que era la más autentica Casa de la Trova y no nos pareció tanto aunque el ambiente decadente que te envolvía poseía cierto encanto. Tocaron "Yolanda" a dos voces mientras un magnifico bailarín cubano daba vueltas y vueltas a tres extranjeras en la diminuta pista de baile improvisada en el salón de la casa. Un alemán viejo y borracho conversaba con dos jineteras.


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Foto calles de Santiago
Foto Santiago
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