Las bicicletas

Foto bicicleta en Cuba

Lo que teníamos claro desde el principio es que las bicicletas no las podíamos comprar en Cuba, teníamos que llevarlas. Desde luego que allí hay bicicletas, y seguro que no resultaría difícil ni caro conseguir una, pero nos daba miedo la calidad que pudieran tener para estar tantos días sobre ellas.

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Y puesto que teníamos que hacer una escala en Madrid, lo primero que se nos ocurrió fue comprarlas en Madrid, de 150 € y llevarlas tal cual salen de la tienda, en su propia caja. Sin embargo esa solución nos planteaba dudas. ¿Merecía la pena llevar unas bicicletas sin haberlas usado solo por ahorrarnos una escala y 75 €? No era una cuestión baladí y finalmente la resolvimos comprando las bicicletas en Las Palmas y usándolas durante los cuatro meses previos al viaje. Eso subió el costo a 75 € x trayecto (75 € de Las Palmas a Madrid y 75 € de Madrid a Santiago). Luego las dejaríamos allí, pues de ese modo nos ahorrábamos los 150 € de la vuelta y nos quedábamos con la satisfacción de haber hecho una buena obra.
Decidimos comprar 5 bicicletas iguales, para que los repuestos fueran los mismos para todas y así no tener que llevar demasiado peso, y la mejor oferta fue la de Vadebicis. Nos ofrecían una marca blanca de Trek, Mondraker, con ruedas grandes de de 29, con 21 cambios, discos de freno, a un costo de 300 €. Luego cada uno hizo las modificaciones que quiso en su bici: cambio de sillín, de pedal, etc… y con los citados repuestos y el soporte para las alforjas, etc., terminaron por costar alrededor de 350 € por unidad. Les hicimos el rodaje durante 6 meses y guardamos las cajas para reutilizarlas el día del viaje.
Hicimos varios entrenamientos juntos. Todavía en aquella época la policía portuaria no te llamaba la atención por hacer kilómetros dentro del muelle de Las Palmas. También hicimos algunas rutas en el sur de Gran Canaria.
Un fin de semana antes de la partida quedamos todos para empaquetar las bicis. Un trabajo sistematizado que dio buen resultado. Como las bicis eran buenas y pesaban poco también metimos el casco en la caja (ver sección Empaquetado).
Luego, en Santiago de Cuba, como llegamos cuando ya había oscurecido, tuvimos que sacar las bicicletas de las cajas y montarlas con muy poca visibilidad, y en medio de la calle, frente a la salida del aeropuerto. Nos ofrecieron llevarnos a la ciudad en taxi, y de verdad que acabados de llegar, sin saber a qué nos enfrentábamos, y de noche, nos daba un poco de respeto pedalear… pero nos llenamos de valor y lo hicimos (ver etapa Las Palmas-Santiago).

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Foto de las bicicletas en el hotel
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