de
Guáimaro

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a
Camagüey


Nos levantamos temprano. Nos habíamos acostado muy pronto y algunos durmieron mal. El ruido del aire acondicionado en la cabecera de la cama, el calor, el canto de los gallos.
Tomamos un magnifico zumo de guayaba en el desayuno, nos despedimos de Alfredo y de Norma y ahí estábamos de nuevo en la carretera. Hoy estaba en bastante buen estado, algunos toboganes pequeños, y conseguimos a una media de 18 km/h.
Paramos 15 Kms antes de llegar en un chamizo que había junto a la carretera. Era una especie de bar hecho con desperdicios de toda clase pero que, en su conjunto, resultaba bastante coqueto y, lo más importante, ofrecía una buena sombra y el aire entraba y salía por sus paredes hechas con simples mallas de hierro entrelazadas.


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Tomamos unas cervezas, coca, y conocimos a Joel, un fan de Ronaldo que llevaba la camiseta del Real Madrid. Era un tipo muy simpático y hablador y se interesó mucho por nuestro viaje. Al decirle que al día siguiente iríamos de Camagüey a La Florida, empezó a alabar las maravillas de dicha localidad cubana. Insistió varias veces que se trataba de La Pequeña Habana. Terminamos de tomar el refresco y continúanos con nuestra ruta. Casi nos parecía entonces que Camagüey era un mal necesario para llegar al paraíso, al día siguiente. La sorpresa sería tremenda.


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Camagüey resultó ser una ciudad diferente a todo lo visto hasta ahora. Un centro muy concurrido y cuidado. Turistas que paseaban en rickshaw con sus sombreros de paja o se tomaban un mojito en una terracita del centro, rodeados de esa suerte de fauna urbana que prolifera siempre en torno a los mismos.


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Preguntamos en varios hoteles, muy bonitos, y con un precio desproporcionado para lo que parecían ofrecer (140 CUC la habitación doble), así que le echamos un vistazo a nuestra lista de alojamientos (ver sección alojamientos) y nos alejamos un poco. El Hostal Rodolfo y Xiomara en San Esteban, (Oscar Primelles) nº 613 , Tfno. (53-32) 281948, (01) 53271799, es una magnífica opción (email. rodolfoelpurial@gmail.com). Una casa antigua muy bien restaurada con 6 magnificas habitaciones, aire acondicionado muy silencioso a 25 CUC la habitación. En la azotea tiene una amplio restaurante con vistas a los tejados donde tomamos un rico pescado al horno por 12 CUC pp.


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Después de la cena volvimos a salir de paseo. Recorrimos las callejuelas de la ciudad cuando ya anochecía. Camagüey es una ciudad monumental, lo más parecido a La Habana que encontramos en todo el viaje. Una ciudad en la que hubiera estado bien hacer una parada y pasar un día. Edificios que no desmerecen en nada la grandiosidad de cualquier ciudad europea, y con ese tufillo decadente y destartalado que tanto llama nuestra atención en Cuba. Por todo ello es también una ciudad más turística y cara, pero si llegas hasta aquí… merece la pena.
Esa noche no actuaba el famoso Ballet de Camagüey así que como siempre nos fuimos pronto a la cama.


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